La novela relata la historia de Dorian Gray, mezclando realidad y fantasía. Un joven atractivo y exitoso desarrolla la obsesión por mantenerse siempre joven, después de que el pintor Basil Hallward, su amigo, lo relata soberbiamente en un lienzo. Todas las huellas de sus depravados actos y los estragos del paso de tiempo se traspasan a la pintura, permaneciendo él inmutable, lanzándose así en una espiral de odio y vicio.
Oscar Wilde supo relatar a la perfección, con gran ojo critico, tanto la sociedad de su época (plena época victoriana a finales del siglo XIX), como el tema de la vanidad, la locura y la enajenación. Su perfección como retratista y sus descripciones cautivan al oyente de modo sin igual.